Biorresonancia vs acupuntura (pseudociencia vs, 4th round)

Ya están en sus esquinas los contendientes de esta nueva lucha a brazo partido. Tras los empates sin puntos de otras pseudociencias, veremos si la «biorresonancia» y la «acupuntura» son capaces de asestar al menos un golpe… aunque por su actitud anticientífica intuimos que no será así.

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¿Desequilibrios energéticos?

La primera dificultad con la que nos encontramos es en definir a los «púgiles» de este combate ficticio: ni siquiera ellos mismos se ponen de acuerdo en decir lo que son. Además ambas exhiben un completo desprecio a la ciencia, usándola como argumento sin apoyarlo en evidencias. Empate a cero puntos en este aspecto.

qmph-blog-vs-4-biorresonandoDe la biorresonancia hay quien se atreve a decir que «es la ciencia de regular un ser vivo por medio de sus propias ondas electromagnéticas. La terapia de biorresonancia se basa en el principio de captar, modificar y emitir las frecuencias electromagnéticas de los cuerpos y sustancias. Está basada en la Biofísica de la Mecánica Quántica[…]«.

qmph-blog-vs-4-milenarioPor su parte pocas (ninguna) veces vemos intentar definir la acupuntura sin añadir la publicitaria falacia «ad antiquitanem» (y «ad verecundiam«) de  que pertenece a la milenaria medicina tradicional China. Entre las disponibles, presentamos la del vergonzoso sistema de salud mexicano: «La acupuntura es un método clínico terapéutico que se ejerce dentro del marco legal en México, originado en la medicina tradicional china y que consiste en la inserción y manipulación de agujas metálicas esterilizadas, en distintos puntos del cuerpo humano.[…] La acupuntura considera que el ser humano es un microcosmos, conectado estrechamente a todo el macrocosmos. La energía fluye en el cuerpo por 12 canales ordinarios y 8 «extraordinarios» conocidos como «meridianos». El desequilibrio entre el «yin» y el «yang», tanto interno como externo produce enfermedad. La salud se previene propiciando el equilibrio del medio ambiente que rodea a las personas y se obtiene restituyendo el equilibrio interno.» Delirante.

Golpes «al aire» de pseudociencias

Sobre la primera, la que va de ciencia tecnológica, aunque en efecto un ser vivo tiene un campo electromagnético por su actividad químico-física, no existe ninguna prueba de que:
– se pueda a día de hoy modificar a voluntad dicho campo electromagnético. La complejidad que entraña no es compatible con la tecnología actual en términos de modificación en un punto concreto hasta un valor exacto.
– que haya una alteración ostensible y mesurable en dicho campo atribuible a una enfermedad.
– que con mediante el primer punto se pueda corregir el segundo.
– sobre que se basa en «mecánica cuántica» es el habitual mal uso de jerga científica para confundir en pseudociencia. Y está relacionado con la también inefectiva y charlatanesca «medicina cuántica«.

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La segunda, la oriental, parte de una premisa no demostrada de la que no hay tampoco evidencia alguna y solo está en la imaginación de una cultura. Pese a que algunos confeccionan incluso «atlas» de los meridianos y los puntos de la acupuntura, no lo respaldan con las pertinentes pruebas. Los hay que se escudan en que no se puede hacer un placebo contra el que contrastar la acupuntura: falso. Desde usar agujas en puntos aleatorios, a simular la punción, cuando alguien quiere hacer ciencia no hay obstáculo. Si se quiere hacer «mala ciencia» solo hay excusas.

A evidencias también empatan a cero.

El «test de la apendicitis»

Uno de los síntomas habituales de las pseudociencias es que conforme van siendo cercadas por la ciencia van reduciendo la importancia de los males que dicen tratar, y estos terminan siendo de los que se pasan con su transcurso normal (como los resfriados, algunas enfermedades mentales) Ni que decir tiene que el efecto placebo es una constante. Por eso cuando se les pregunta sobre sus posibles beneficios para una apendicitis no saben, no contestan, a pesar de que según sus principios sería tratable (que por supuesto no lo es)

El engaño llamado «biorresonancia» fue inventado en 1977 por Franz Morell y su yerno Erich Rasche, y reclaman «desde su experiencia» que es útil para «alergias, intolerancias alimentarias, enfermedades funcionales y psicosomáticas, desórdenes metabólicos, dolores crónicos y agudos, desórdenes reumáticos, tratamiento postoperatorio«.

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Tras 37 años no han presentado ni una sola evidencia de ello. Y curioso que las dolencias que tratan y dicen curar están asociadas al placebo, procesos mentales, o son crónicas: no parece que se atrevan con la apendicitis, que según sus principios debería curarse también con su máquina. La realidad es que no curan nada, claro. Estos acientíficos señores además intentan tergiversar qué es la ciencia en su beneficio (económico, claro)

Los precios de las sesiones de esta pseudociencia no son precisamente asequibles. Un ejemplo: primera sesión 80€, las siguientes 60€. Y dos sesiones para «dejar de fumar», 250€.

La acupuntura «tradicional» va un paso más allá y además pone un nombre a esa supuesta energía, dándole un carácter místico: «chi». Y se atribuye la capacidad de alterarla a voluntad: tampoco se atreve ningún acupuntor a tratarse con ella una apendicitis (y si lo hizo no lo contó) Y con las que se atreve nada, salvo placebo, y un riesgo implícito al ser invasiva.

Por lo general es más asequible, aunque la relación efectividad-precio también es tendente al infinito. Según quien la practique, zona del país, etc., hay precios variados. También se apoya en cobrar más en la primera visita (por si no vuelve el cliente)

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La última tendencia de esta pseudociencia, más habitual en fisioterapia de lo que sería recomendable (que sería no aparecer nunca) es manifestar que su efectividad está en activar la reacción del cuerpo al dolor. Es decir, para un dolor concreto producen otro que por «ciencia infusa» calma el anterior. Pero no: los mecanismos de reacción al dolor si son conocidos, pero sobre una supuesta relación y efectividad durante la práctica acupuntora no hay evidencia alguna.

De nuevo, empate a nada

qmph-blog-vs-4-inefectividadLa biorresonancia podría echar en cara a la acupuntura que no sirve en si para diagnosticar, o que es intrusiva por las agujas, no como ella. O la acupuntura decirle que no puede funcionar porque no es milenaria, o porque no es «natural». No lo hacen: se protegen mutuamente callando, como hacen las pseudociencias. Criticar a la otra podría poner a todas en evidencia (como si hace la ciencia)

Dos pseudociencias, biorresonancia y acupuntura, ambas tras un disfraz (una el de la tecnología, la otra del exotismo oriental) que por ausencia de combatividad (científica) pasan a engrosar la clasificación de esta ficticia competición, empatadas con el resto a nulidad.

Clasificación actual
√ -1. homeopatía (1st round) – 0 puntos
√ -1. orinoterapia (1st round) – 0 puntos
√ -1. conspiranoia ondas (2nd round) – 0 puntos
√ -1. magnetoterapia (2nd round) – 0 puntos
√ -1. osteopatía (3rd tound) – 0 puntos
√ -1. ozonoterapia (3rd tound) – 0 puntos
√ -1. biorresonancia (4rd tound) – 0 puntos
√ -1. ozonoterapia (4rd tound) – 0 puntos

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