Advertencia: aunque el artículo no contiene imágenes duras, el tema tratado si puede herir algunas sensibilidades.
Reza un viejo (y equivocado) «mantra» naturalista que cualquier tiempo pasado fue mejor, y que antes se vivía mucho mejor que ahora (afirmación con claros tintes tecnofóbicos) El ejemplo de que no es así lo podemos ver en zonas donde los adelantos de la Ciencia tienen complicado acceder debido a las fuertes creencias implantadas y al rechazo de estas culturas a aquello que venga de fuera. Por ello son capaces de confiar en remedios que, realmente, causan daños en su población.
Es conocido el uso de partes de animales (como los cuernos de elefantes o rinocerontes) para confeccionar estas pretendidas medicinas por «hechiceros» (y no tan hechiceros) en distintas zonas del mundo. Sin embargo, menos conocido es el fanatismo al que llega alguna de estas creencias, capaz de realizar amputaciones también en humanos…
¿Remedios hechos con pene de niños?
Hace unos años (en 2005) trascendió una dura noticia en los medios españoles: varios niños habían sido sometidos a operaciones de reconstrucción para tratar de restaurar su pene. Oscar y Philip, 15 y 11 años respectivamente, pasaron por un terrible trance por culpa del fanatismo de personas irracionales.
Ambos fueron secuestrados en diferentes momentos, cerca de sus aldeas en Kenia, y durante su cautiverio sufrieron diversas amputaciones. El destino de lo que separaron de su cuerpo era la confección de «pócimas» que, según los autores de semejante aberración, iban destinadas a curar el SIDA.
Además de cortar sus testículos y pene, también sufrieron cortes en otras partes como brazo u orejas. La «operación» fue realizada sin anestesia y sin higiene de ningún tipo. Oscar y Philip despertaron en el mismo hospital del pueblo más cercano. Allí se conocieron y supieron que su trauma no era algo aislado. Su mayor fortuna fue que un médico español conoció su terrible historia y los trajo a España donde les procuró la cirugía que pudo mejorar una vida golpeada por la sinrazón. Eso si, con la condena a no poder tener nunca hijos.
¿Dónde empieza la gravedad de lo irracional?
Los sinsentidos abundan en la Historia humana. Incluso la Medicina tuvo unos inicios poco (o nada) científicos, con sangrías y otras actuaciones ineficaces. Sin embargo las herramientas de la Ciencia han procurado una vía racional para tratar de mejorar o curar la enfermedad y corregir posibles errores en su método.
Por contra y más cerca de lo que pensamos, en España, tenemos también a personas que dicen ser capaces de dar cura al SIDA. Los remedios que proponen tampoco están exentos de riesgo. Y maldicen, tergiversan y mienten sobre avances científicos probados para ganar «fans». ¿En qué momento hay que decir «basta» a la irracionalidad? ¿Cuánto recorrido debe tener para que alguien intente detenerla? ¿Hay acaso una irracionalidad indolente que luego se transforma en bondad? Desde mi punto de vista: tolerancia cero.
Mientras la ciencia intenta dar con una vacuna o una cura para graves enfermedades algunos se empeñan, desde el disparate y el absurdo, en haber descubierto paradigmas revolucionarios: es solo «de boquilla» ya que no resisten el mínimo contraste (lo cual tratan de evitar a toda costa para no quedar expuestos) ya que carecen de evidencias sobre fundamento y eficacia.
Permitiendo a la irracionalidad campar a sus anchas seguirán ocurriendo cosas como lo sucedido a Oscar y Philip. Hay que pararlo. Ya.
Este artículo participa en el desafío #lunesPollas, continuación de #lunesTetas que surgió hace unos días. Ambos son excusa (otra más) para hacer divulgación de la ciencia.
Puedes acceder al resto de entradas publicadas a través de este hilo: http://naukas.com/2015/01/19/lunespollas-recopilacion-de-todas-las-entradas/
Demasiada superchería, eso siempre ha existido.
Molaria que investigaras sobre casos de la medicina occidental, las chapuzas y pifias que han matado a miles de personas o las han dejado en silla de ruedas de por vida.
Vidas que por mala praxis podían haber sido de calidad y por culpa de médicos con licencia han sido una mierda.
Sin descartar que alguna vez se toque ese tema, la intención de esta página es ahondar en algo corregible y evitable que son los daños por creencias, pseudociencias, irracionalidad y similares. Precisamente en estas prácticas sin sentido está también presente el factor que comentas, y que no es exclusivo de la Medicina: el error. El fallo humano está presente como posibilidad en todos los aspectos de nuestra vida. Ninguno estamos libres de equivocarnos.
Gracias por tu comentario, saludos.
Tus entradas son las que menos me gustan leer, aunque haya que hacerlo para descubrir hasta dónde puede hacer mal la ignorancia, la credulidad y quienes se aprovechan de ella…
Tampoco gusta escribirlas… pero son temas y casos que hay que contar. Gracias Emilio.