Regresión… al conocimiento de 1640

Para cualquier persona debe (o debería) resultar extraño, chocante y sorprendente ver que alguien acude a un evento a aceptar sin más lo que le dicen. No deja de ser curioso, además, que quien va a decir cosas se autoengañe y crea esas cosas. Si a todo esto le sumamos una doble pseudociencia («terapia de vidas pasadas», involución de la «terapia regresiva»), un auditorio deseoso de escuchar lo que han ido a oír y unas autoridades municipales que lo amparan (por el motivo que sea) obtenemos un cóctel de riesgo para la salud, en especial la mental.

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Cartel anunciador.

De entrada, el anuncio del evento al que referiremos este artículo nos llegó tan solo dos días antes a través de los medios de comunicación locales, que con bastante profusión dieron publicidad del mismo, alguno con entrevista radiada en directo a la asociación convocante incluida. El acto fue grabado por las cámaras de la televisión local (enlaces al final del artículo)

Estos medios evidencian las carencias a todas las escalas del periodismo actual, más enfocado a conseguir más «masa comercial» que la esperable calidad, obviando reglas periodísticas sencillas como investigar, comprobar o elaborar las noticias que ofrecen (no ser meros transmisores de notas de prensa),  o su responsabilidad social. Es la conocida «crisis del periodismo» que tan bien describieron Josu Mezo y Antonio Calvo Roy en la entrevista que les realizó Aberron en #Naukas15 (chupito)

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