Ya están en sus esquinas los contendientes de esta nueva lucha a brazo partido. Tras los empates sin puntos de otras pseudociencias, veremos si la «biorresonancia» y la «acupuntura» son capaces de asestar al menos un golpe… aunque por su actitud anticientífica intuimos que no será así.
¿Desequilibrios energéticos?
La primera dificultad con la que nos encontramos es en definir a los «púgiles» de este combate ficticio: ni siquiera ellos mismos se ponen de acuerdo en decir lo que son. Además ambas exhiben un completo desprecio a la ciencia, usándola como argumento sin apoyarlo en evidencias. Empate a cero puntos en este aspecto.
De la biorresonancia hay quien se atreve a decir que «es la ciencia de regular un ser vivo por medio de sus propias ondas electromagnéticas. La terapia de biorresonancia se basa en el principio de captar, modificar y emitir las frecuencias electromagnéticas de los cuerpos y sustancias. Está basada en la Biofísica de la Mecánica Quántica[…]«.
Por su parte pocas (ninguna) veces vemos intentar definir la acupuntura sin añadir la publicitaria falacia «ad antiquitanem» (y «ad verecundiam«) de que pertenece a la milenaria medicina tradicional China. Entre las disponibles, presentamos la del vergonzoso sistema de salud mexicano: «La acupuntura es un método clínico terapéutico que se ejerce dentro del marco legal en México, originado en la medicina tradicional china y que consiste en la inserción y manipulación de agujas metálicas esterilizadas, en distintos puntos del cuerpo humano.[…] La acupuntura considera que el ser humano es un microcosmos, conectado estrechamente a todo el macrocosmos. La energía fluye en el cuerpo por 12 canales ordinarios y 8 «extraordinarios» conocidos como «meridianos». El desequilibrio entre el «yin» y el «yang», tanto interno como externo produce enfermedad. La salud se previene propiciando el equilibrio del medio ambiente que rodea a las personas y se obtiene restituyendo el equilibrio interno.» Delirante.