Colegios oficiales sanitarios, ¿para qué?

El miércoles recibimos un preocupante aviso relacionado con los colegios oficiales sanitarios. El Hospital General Universitario Morales Meseguer de la ciudad de Murcia (hasta donde sabemos de titularidad pública) acogerí al día siguiente (29/09/2016) una conferencia sobre alimentación «ortomolecular». De inmediato pusimos en alerta a diferentes organizaciones de la Región de Murcia para intentar evitarla. ¿El resultado?

La callada por respuesta

No obtuvimos respuesta alguna. Volvimos a intentarlo horas después, ya en la mañana del jueves. El resultado fue idéntico, silencio:

Caímos en ese momento en la cuenta de que, para mayor sorpresa, el evento estaba organizado por el Colegio Oficial de Enfermería de la Región de Murcia (COEMUR). Sí, como leen. Un colegio oficial sanitario que debería velar por la salud de los pacientes organizando en un hospital público una charla de una pseudociencia peligrosa con el riesgo que esto presenta.

Hasta el momento del cierre de este artículo no hemos obtenido respuesta ni de COEMUR (ni de parte de su directiva empezando por su presidenta), ni del Consejo General de Enfermería, ni de la Consejería de Sanidad de la Región de Murcia (ni su Consejera, Dña. Encarna Guillén)… Queda clara su forma de (no) actuar ante los ciudadanos a los que (en teoría) sirven. Como era previsible ante la total inacción de estas instituciones, responsables de la salud pública en Murcia, la conferencia se celebró como estaba prevista ante el gozo de los creyentes en estas prácticas (miembros de la directiva de COEMUR incluidos):

¿Tan mala es la cosa «ortomolecular»?

Esta práctica pseudocientífica se adjudica un nombre que, evidentemente, no le corresponde. Sus practicantes prefieren llamarla «medicina ortomolecular» cuando jamás ha demostrado eficacia médica. En otras ocasiones se puede encontrar como «nutrición» o «alimentación» ortomolecular (algo que los nutricionistas rechazan y sobre lo que alertan ya que, además, suele llevar a muchos intrusos a su profesión).

El hecho de que Linus Pauling (1901-1994, dos veces premio Nobel) fuese el padre de esta creencia hizo que se extendiese apoyada en la falacia de autoridad que suponía tan insigne inventor (al más puro estilo de Luc Montagnier). Su primera aparición la hizo en un artículo de Pauling en la revista Science en 1968.

Apoyado en su creencia de que todas las enfermedades se debían a una carencia de vitaminas y la necesidad de aportar más de las que llegan por la dieta habitual Pauling relaciona las vitaminas con todos los problemas psiquiátricos (Pauling, Linus (April 1968). «Orthomolecular psychiatry. Varying the concentrations of substances normally present in the human body may control mental disease». Science. 160 (3825): 265–71).

Estudios posteriores no solo han descartado con claridad las elucubraciones de Pauling sino que incluso han demostrado la inconveniencia de una hipervitaminosis. Destaca, entre los estudios, los que indican que una cantidad superior de vitamina C provoca una interferencia en tratamientos contra el cáncer. Otro de los mitos que debemos a Pauling es el de que la vitamina C previene el resfriado.

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Linus, ibas bien… pero la cagaste.

El victimismo de Pauling

No recibir (por motivos obvios) reconocimiento de la comunidad científica por estas ideas llevó a Pauling a un victimismo que recuerda mucho al que practican gente como Josep Pàmies. «El tiempo me dará la razón» argüía Pauling además de las habituales referencias a lobbies, negocios, etc. Curioso cuando todas las grandes multinacionales vinculadas con la salud tienen en las vitaminas una de sus líneas importantes y lucrativas de negocio. Eso sí, ahora tiene el reconocimiento para esa parte oscura de obra de los sectores pseudocientíficos e incluso tiene fans entre los creyentes del fenómeno OVNI.

Aún así son muchos los que han visto una ocasión para lucrarse por dos vías: a través del coste de sus «consultas» y a través de la venta de suplementos vitamínicos (en especial de vitaminas C y E). Por descontado esta práctica está completamente fuera de las prácticas médicas profesionales e incluso la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) advierte contra su empleo.(además de sobre otras prácticas pseudocientíficas).

El resultado de la «medicina ortomolecular» incluye, además de las contraindicaciones mencionadas la posibilidad de abandonar un tratamiento efectivo. Uno de sus focos de negocio lo tienen puesto en pacientes de cáncer por lo que las consecuencias no solo pueden ser fatales. Posiblemente muchos de nuestros lectores ya conozcan el caso de Mario Rodríguez: uno de estos falsos terapeutas le convenció para que no se sometiese a un tratamiento con quimioterapia y trasplante de médula para su leucemia. El tratamiento «ortomolecular» de vitaminas acabó dejándole sin probabilidades de recuperación.

Papel de los colegios oficiales sanitarios

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Ejemplo de taller pseudocientífico organizado por COEMUR.

Podríamos pensar que esta charla «ortomolecular» ha sido novedad u ocasional en el COEMUR. Nada más lejos de la realidad. Este Colegio cuenta con una «Comisión Holística» desde la que imparten doctrinas pseudocientíficas. En el pasado ya han organizado conferencias de este tipo (como por ejemplo terapias alternativas para el cáncer, reiki, «Bioenergía y salud medioambiental«… ), y también las tienen previstas para próximas fechas («inteligencia emocional«. La lista es interminable («salvaje» quizás sea un calificativo más adecuado) y es remarcable que usan el dinero de los colegiados para financiar estas prácticas.

Actualización 06/10/2016: Acabamos de conocer que el Consejo General de Enfermería anula el proceso electoral constitutivo de la junta directiva de COEMUR que ha replicado la decisión en un comunicado:

El problema en los colegios oficiales viene de largo

En 2014 el blog «La Lista de la Vergüenza» ya daba cuenta de la lamentable y delirante situación de un COEMUR donde hace unos meses se reeligió a la presidenta que consiente todo esto y de la que (conociendo la rutina habitual en nuestro país donde lo importante parece ser no perder el sillón) no esperamos su dimisión (aunque si la deseamos).

No es la primera vez que hemos hablado de la infiltración de las pseudociencias en colegios oficiales, incluso en organizaciones colegiales (como la de farmacia). A poco que revisen los colegios de médicos, farmacéuticos, fisioterapeutas, enfermeros, psicólogos, etc. de su provincia o comunidad autónoma van a encontrar que en alguno de ellos la pseudociencia está presente en forma de cursos cuando no se trate de una vocalía o sección completa dedicada a estos «menesteres».

Desde la inacción del COM Lleida ante el caso Pàmies al apoyo a toda clase de supercherías dentro del COF Madrid pasando por el apoyo del COF Murcia a la homeopatía de Boiron. La actuación de estos colegios profesionales es indefendible.

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«Comisión Enfermería Holística» en el COEMUR. ¿Por qué no? Total, la Organización Colegial de Enfermería mira para otro lado…

¿Quién es el principal damnificado de esto? El paciente. La confianza que puede tener este en un colegio que apoya las pseudociencias es escasa porque, además, protegen estas prácticas obviando las quejas de pacientes pese a que son acerca de vulneraciones del código deontológico que debería regir su actuación profesional y que excluye de forma explícita las prácticas sin aval. Desde algunos incluso se ataca a los colegiados que denuncian esta situación. La indefensión no podría ser mayor.

Campo abierto para las pseudociencias

Además, el fomento de las pseudociencias en los colegios oficiales hace que estas penetren con mayor facilidad entre sus colegiados llevando toda clase de riesgos, directos e indirectos, a los pacientes. Por último, la sensación de que una organización que debería tener la ciencia como referencia realmente la desprecia mina aún más la confianza del paciente, en especial si este se informa un poco.

La utilidad, por tanto, de los colegios profesionales sanitarios a la vista de estos hechos y su nula reacción ante ellos es muy cuestionable. A quien corresponda en las instancias pertinentes: por favor, ponga lo antes posible coto a esta situación surrealista, digna de una película de Buñuel pero con víctimas reales.

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Una escena de «Viridiana», de Luis Buñuel.

PD. Añadimos más ejemplos recientes de lo que comentamos:

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Actualización 20/01/2017: El CECOVA (Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana) ha hecho explícito su apoyo a las pseudociencias «justificando» los «chiripitifláuticos» cursos del grupo de brujerías del Colegio de Enfermería de Alicante.

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Esto le parece normal al CECOVA. A la pitonisa Lola también.

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COMENTARIOS
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4 respuestas

  1. avatar Suso 02/10/2016 / 10:25

    Los colegios profesionales, esas instituciones del medioevo cuyo origen era proteger gremios y oficios, desde el secretismo y prácticas que en absoluto encajan en el siglo XXI, perduran ante la pasividad de nuesros gobernantes y la alegría de sus juntas, que se tienen que gastar las fortunas que suponen las cuotas mensuales e sus colegiados (obligados en la mayoría) e incluso las aportaciones de empresas con intereses espúreos. Que desaparezcan ¡ya!

  2. Pingback: Bitacoras.com

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