Fecha: 28.06.2015 Lugar: Olot, Gernona, España Víctima: Un niño de 6 años fallecido
El 2 de junio una inusual noticia sacudía todas las agencias: se confirmaba un caso de difteria en España. La primera reacción de extrañeza (el último caso de difteria en España databa de 1987) se disipó por el estupor que produjo saber que los padres del niño de 6 años infectado no lo habían vacunado por decisión propia.
La vacuna contra la difteria se administra de forma conjunta a la de tétanos y tos ferina. Tanto el Sistema Nacional de Salud como la Asociación Española de Pediatría recomiendan su administración de forma sistemática, no como opcional o recomendada.
Pau (que así se llamaba la víctima) comenzó a manifestar los síntomas de esta enfermedad el 25 de mayo (el día 23 según la noticia inicial de El País) El jueves 28 ingresó en el Hospital Comarcal de Olot por su empeoramiento. Ante la acertada sospecha de que podría tratarse de difteria al día siguiente llegaban muestras al Centro Nacional de Microbiología que el sábado confirmaba la infección por la bacteria Corynebacterium diphtheriae.
De inmediato se le trasladó a la Unidad de Cuidados Intesivos Pediátricos del Hospital Vall d'Hebron (la primera de estas características que se montó en España) El daño importante no lo causa la bacteria en si (cuyo único huesped posible es el ser humano), sino la toxina diftérica que genera en al actuar en las células del organismo. Dicha toxina es extraordinariamente potente, siendo letal con una dosis de tan solo 0,1µg por kg de peso corporal.. Dado que en España no quedaban dosis de la antitoxina necesaria para luchar contra la difteria hubo que solicitarlas (tras buscar en Francia o Suecia) a Rusia, donde aún se da esta enfermedad. Las primeras dosis llegaron el 2 de junio.
En estado crítico, pero estable, Pau comenzaba una lucha por su vida con ayuda de la antitoxina y de los antibióticos que en alrededor de 10 días serían capaces de eliminar la bacteria y las toxinas de su cuerpo. Sin embargo, los daños que ya había producido la toxina a través del sistema sanguíneo en su organismo eran graves y las funciones cardíaca, respiratoria y renal se habían visto muy comprometidas por lo que las realiza de forma artificial gracias a máquinas. El 28 de junio Pau falleció pese a su esfuerzo y el de los facultativos que le atendieron día y noche.
De forma paralela se realizó una investigación para detectar otros posibles casos en unas 200 personas del entorno del niño, que además fueron revacunadas. Se detectó la bacteria de la difteria en otras 10 personas (ocho niños y dos adultos) que al estar vacunados no desarrollaron la enfermedad. A estas personas se les mantuvo en cuarentena mientras se les administraron antibióticos para eliminar la bacteria de su organismo. También se ha tratado de localizar el “paciente cero”, cosa que no ha sido posible a fecha de la realización de este artículo.
La aparición de este caso mostró a la opinión pública el peligro real del movimiento “antivacunas”, que se mostró especialmente activo para echar balones fuera pese a su clara responsabilidad en esta conspiranoia. Desde Miguel Jara tratando de instrumentalizar a favor de sus creencias el fallecimiento a la sra. Forcades que calificaba el tema de “alarmismo” diciendo burradas de este tamaño: “«Los vacunados se benefician de los no vacunados, a los que no se tiene que ver como peligrosos, sino al contrario», ya que ayudan a que las bacterias sigan circulando para que los que sí que están vacunados mantengan un buen nivel de inmunización.”
Por su parte, también se pronunció la antivacunas "Liga para la Libertad de la Vacunación" y la asociación antivacunas "No Gracias". Y también lo hicimos nosotros en un artículo donde compartimos líneas con algún antivacunas como Juan Gervás.
Punto y aparte lo realizado por el sr. Josep Pàmies, que trató de aprovechar la ocasión para promocionar el tóxico MMS mientras un niño se debatía entre la vida y la muerte. Además Pàmies quedó en evidencia al censurar descaradamente las opiniones contrarias en su blog y Facebook. Nauseabundo, una vez más.
— Isidoro J. Martínez Vélez 2015/06/28 13:51