La inexplicable e incongruente laxitud de la legislación española permite que cualquiera (pagando los impuestos correspondientes) pueda montar un negocio sanitario en el que se practique cualquier cosa que salga de sus fantasías o de otras ya existentes y que, además, ese invento pueda llamarse «terapia» sin mayor impedimento.
Desde «maderoterapia» a «fotonterapia» pasando por «Bailoterapia®» o «apiterapia», el único límite legal en España es la imaginación ya que ni siquiera los colegios oficiales luchan como deberían contra este flagrante intrusismo sanitario (entre otras cosas porque muchos ya apoyan pseudoterapias).
Buenos días! Ayer formación en el curso de Maderoterapia bioenergetica. Reduce, moldea, reafirma, tonifica, drena… pic.twitter.com/VvOgabwoYb
— Rivas Cuidamos De Ti (@RivasCuidaDTi) 23 de febrero de 2016
Inventar terapias es gratis
Justo al levantarse por la mañana o antes de ir a dormir, tal vez cuando uno pasea por la calle sin nada más en qué pensar o mientras está sentado con sus quehaceres (ya sabéis a qué me refiero)… no hay momento que no sea apropiado para crear una nueva terapia pseudocientífica.
¿En qué estaría pensando entonces quien inventó esa salvajada llamada «hidroterapia de colon»? Esta falsa terapia tan solo requiere de la maquinaria apropiada para llevarse a cabo y poner en riesgo la salud de quienes la reciban con efectos secundarios tan naturales como insuficiencia renal y hepática.
Por ejemplo: ¿estamos sentados en la mesa de un restaurante y vemos un salero? Pues ya tenemos la «haloterapia» (del griego «halós», sal). Consiste en la inhalación de micropartículas de sal (¿?) en una sala a modo de cueva en la que «el ambiente se encuentra saturado de iones negativos, esa carga de iones estimula la relajación, calma y promueve la eliminación de toxinas». Útil supuestamente para problemas respiratorios, ansiedad, como antiinflamatorio, antiséptico, mejora el rendimiento deportivo… ¿Quién podría hacerse eco de algo tan disparatado? EFE Salud, por ejemplo, que tiene por mala costumbre no comprobar si hay estudios rigurosos que avalen lo que publica.
La inspiración puede llegar de cualquier cosa, de un animal que veamos en un documental de La 2 o de algo que pisemos en la calle sin querer. Sí que es muy importante ponerle prefijos de origen griego o latino como en el caso de la «oligoterapia». Según cuenta la aseguradora Mapfre entre sus páginas dedicadas a apoyar las pseudociencias se basa en aportar al organismo oligoelementos en concentraciones fisiológicas (¿?) no tóxicas (¿seguro?) para regularlo. Dosis extra de Bismuto, Cobre, Cobalto, Flúor, Litio, Magnesio, Manganeso, Azufre, Zinc, Selenio, etc. serían capaces de solucionar casi todo lo que se nos ocurra. En definitiva: riesgo por consumo añadido (nada natural) de productos que en dosis superiores a las que necesita el cuerpo son tóxicos.
Una piedra en el camino…
En el caso de la «cristaloterapia» y la «litoterapia» no hay que ingerir las piedras que venden aunque, como es de esperar, tenerlas cerca no va a regular nada en nuestro organismo y mucho menos los «chakras» ya que no existe tal cosa. Lo que sí pueden hacer algunos minerales es mantener en hora nuestros relojes gracias a los conocimientos científicos.
¿Vendes zumos? Pues recurriendo al nutricionismo ya tienes la «zumoterapia», pseudoterapia de amplio espectro que además alega propiedades anticáncer. Una de sus valedoras es la Dra. Concha Vidales, colaboradora de «Saber Vivir» de TVE y vendedora de zumos «detox».
Y es que muchos valoran más sus posibles ingresos que el posible daño que tengan sus ocurrencias y se atreve a dar «soluciones» para el cáncer. Es el caso de la «electroterapia» que según algunos acaba solo con células cancerosas pese a ser una dañina electrocución. Inocua en si misma a la vez que inútil es la «magnetoterapia» en la que se afirma que aplicar fuerzas magnéticas regula el organismo.
La invención y comercialización de productos inservibles también es bastante común .Todos recordamos el caso de las pulseras «Power Balance» o de las «pulseras magnéticas«. No son pocos los supuestos purificadores de agua que tampoco cumplen con su misión como se deduce por su «tecnología». Común en todos estos cacharros es la utilización de jerga científica para tratar de confundir al consumidor sobre su (in)utilidad real.
Entre estos encontramos uno reciente: la «photonterapia». Si Maxwell, Plack o Einstein se levantasen de la tumba y leyesen esto pedirían que les volviesen a enterrar con la losa más grande posible encima:
«¿Que es la energía Photón Platino? […] Photon Platino emite un espectro de infrarrojos muy cercano a la luz visible. Los de menor longitud de onda son muy destructivos y no se puede estar expuestos a ellos, por eso la capa de ozono nos protege. Los de mayor longitud de onda no tienen capacidad para provocar ciertas reacciones biológicas. Por ello, la longitud de onda intermedia, dentro del denominado en física, infrarrojo distante o bioinfrarrojo, tiene propiedades biológicas. […] El Photón Platino tiene la propiedad de emitir una energía que hace vibrar las moléculas de agua y esta vibración libera las sustancias disueltas (mecánica cuántica del agua). Los gases pasan a la atmósfera y las sustancias más pesadas, como metales, son precipitados al fondo del recipiente que lo contiene.«
Según sus vendedores reduce el ácido láctico en deportistas, alcaliniza la sangre, «reduce la peoxización de los ácidos grasos», tiene efecto antiinflamatorio, etc. Vamos, que poco menos las enfermedades existen porque queremos.
¿Es coherente la legislación con la protección de la salud?
Si cualquiera pueden lanzar sus mensajes engañosos en materia sanitaria sin recibir la más mínima amonestación… ¿de qué sirve que un estado tenga un sistema nacional de salud? Podemos comparar, sin ningún temor, la España actual con Windows Millenium (o Vista): alguien piensa que funciona pero no deja de tener problemas que no se resuelven solo con parches.
La obligación del Estado y todas las instituciones sanitarias es velar por la salud de los ciudadanos. La omisión e inacción que se está realizando con las prácticas charlatanescas supone una vulneración de dicha obligación.
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— Asociación ACEV (@AcevAsociacion) 1 de septiembre de 2016
Me ha encantado el tono de este post me ha sacado alguna sonrisa. Pero también da que pensar. Gracias!
Buen post!
¿Escrototerapia? Creo que lo de tocarte las pelotas puede ser terapéutico y patogenético. Felicidades por la entrada.
Para leer esta entrada, te puedes poner de fondo https://www.youtube.com/watch?v=SPAFaqX5AM0