¿Se imaginan confiar en alguien, que además es amigo, compañero, etc., y que en un momento dado nos pongamos enfermos y esta persona de confianza piense que nos ayuda a curarnos cuando realmente no es así?
Pues añadan la indefensión que produce no poder comunicarse al pertenecer a otra especie animal. Y no disponer de otra opción que la que nos ofrecen. Y tener una vida de por si no muy fácil.
Así podría ser lo que le sucede a aquellos animales, muchos de ellos mascotas, que reciben para sus enfermedades tratamientos pseudocientíficos y basados en creencias de sus cuidadores.