Habían pasado ya treinta años. Para un búho ese lapso de tiempo sería toda una vida, pero para Rodrigo fue tan solo un suspiro. Mientras veía como en su cabeza ya asomaban algunos cabellos de color blanco recordaba aquel día de junio de 2017. Todo sucedió muy rápido, sin dejar reaccionar prácticamente a nadie. El mundo se transformó de la noche a la mañana y el ser humano vivió cambios radicales como nunca experimentó en los miles de años en que con su inteligencia llevaba modificando el entorno terrestre.
“Por un puñado de votos” podría ser el nombre de una película. Pero en realidad fue la motivación que llevó a los políticos que en aquel momento dictaban los designios de su país a promulgar el “Acta de protección de las creencias”. En apariencia inofensiva, una vez que los grupos que ya llevaban tiempo aprovechando los vacíos en la legislación para sacar pingües beneficios con sus prácticas leyeron la letra pequeña se desató una “tormenta perfecta”.