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Fecha: 18.09.1990 Lugar: Almansa (Albacete) España Víctima: Rosa Fernández Gonzálvez

Rosa la curandera era conocida por aquel entonces en toda Almansa. Ganaba suficiente para que su marido, Jesús, hasta entonces zapatero, hubiera dejado su trabajo para llevar la agenda de la supuesta “sanadora”, practicando tranquilamente, como tan solo unos días antes de estos hechos su afición por la caza. Rosa era una de tantas personas, como después se supo, que practicaban el curanderismo en dicho pueblo manchego, que por aquel entonces contaba con unas 23.000 personas… y unos 200 curanderos. Además, numerosas sectas se alojaban en dicho municipio. Su hija, también llamada Rosa tenía en esos momentos 11 años.

Un día de septiembre de 1990, Rosa Gonzálvez recibió y cenó con las hermanas María Ángeles y Mercedes Rodríguez Espinilla (vecina suya la primera). Al día siguiente, al parecer Mercedes se encontró mal. Su hermana la llevó a Rosa, que ni corta ni perezosa, le dijo que tenía un “demonio” dentro: el de su marido. Tras el pertinente (e insustancial) “tratamiento”, Mercedes se notó bien, pero Rosa le dijo que no había terminado: quería sacar también el “demonio” de sus hijos, ya que había ido a parar a ellos tras salir de Mercedes. La fortuna quiso que el marido de Mercedes apareciera en casa de Rosa en el momento preciso: “Nos ha metido los dedos en la garganta para sacarnos sangre” dijo uno de los dos niños (de 5 y 6 años de edad) Los sacó de allí, no pudo hacer lo mismo con su mujer Mercedes.

A partir de ese momento, los hechos no están del todo claros (en el posterior juicio las implicadas alegaron no recordar nada desde el día 15), aunque si el desgraciado resultado. Al parecer, Rosa y las hermanas siguieron los exorcismos el 16 de septiembre. Al principio estaba presente el marido y Ana, la hermana de Rosa, a solicitud de este, ya que estaba preocupado (veía a su mujer algo loca) Y no le faltaba razón. El ritual fue frenético con rezos, histerismo, cantos y llantos. Tras una sesión, Rosa llegó a decir “yo no soy Rosa, soy un extraterrestre”. En la noche del día 17 volvió la acción en la habitación de matrimonio de la casa, donde el marido de Rosa la localizó junto las hermanas Rodríguez, “encerradas en una habitación danzando desnudas y recubiertas de excrementos y bilis”

Tras ese escatológico rito, y ya en la madrugada del día 18, Rosa obligó a su marido a despertar a su hija. Se quedaron las 3 mujeres solas con la niña, la desnudarón y dejaron un rato dormir. En un momento dado, Rosa la volvió a despertar y la tumbaron en el suelo. Según Rosa iba a “hacerle un bien”. Su hija comenzó a tiritar de frío. Al intentar proteger Mercedes a la niña, Rosa volvó su furia contra ella, y junto a MªÁngeles metieron los dedos en su boca, haciendola sangrar. Así, según Rosa, el mal habría salido de Mercedes… pero había acabado dentro de su hija Rosa. Comenzaron las tres a golpearla, y cuando su padre quiso impedirlo, estas le atacaron (trataron de sacarle los ojos con las uñas) y tuvo que salir huyendo. Mientras, las tres mujeres comenzaron un mortal rito abortivo en una niña de 11 años a la que todavía no le había llegado su menarquía. Las primeras informaciones publicadas solo mencionaban este tema.

Los momentos siguientes son tan sumamente desagradables, e innecesarios para nuestra narración que los vamos a obviar. Lo cierto es que cuando el padre (con ayuda de su cuñada Ana) consiguió abrir la puerta del dormitorio que habían atrancado con una cama Rosa y las hermanas Rodríguez, encontró un panorama dantesco. Y a su hija Rosa muerta. No contentas con el homicidio y aún en estado histérico, las tres “exorcistas” atacaron a Ana, de nuevo con los ojos como objetivo. Dijeron que ella era la clave y que con sus ojos podrían revivir a la niña. Pronto se percataron de que la policía estaba al llegar, tratando Rosa y MªÁngeles de huir, cosa que no lograron y las tres fueron detenidas. Los sanitarios que acudieron quedaron también traumatizados por la escena en la habitación.

La trascendencia del caso fue muy grande en España, comenzaban entonces las televisiones privadas como Antena 3 o Telecinco a emitir. Aunque al principio se implicó también al padre y su cuñada Ana, finalmente las juzgadas fueron Rosa Gonzálvez y las hermanas Rodríguez. El juicio también tuvo gran seguimiento, y la sentencia, en febrero de 1992 no gustó a todos: las tres detenidas fueron absueltas de asesinato, gracias a sus alegaciones de trastorno mental transitorio. Mercedes fue puesta en libertad al no demostrarse su participación activa en los hechos, y tanto Rosa como Mª Ángeles ingresaron en una institución psiquiatrica para su tratamiento. Tras los años, Rosa ha participado en programas de televisión de dudosa reputación como “Cuarto Milenio”.

Hoy en día, nadie habla ni menciona el caso en esta población manchega de magnífico castillo y excelentes vinos. Pasados los años, ni los más jóvenes lo recuerdan. El padre siguió viviendo allí, tratando durante muchísimo tiempo de vender la casa que había presenciado los hechos, sin conseguirlo (ni por mínimas sumas de dinero) Actualmente, tras el derribo de la casa, un edificio ocupa su lugar. Por su parte, las tres mujeres se vieron obligadas a no volver ante la peligrosa (pero comprensible) animadversión de un pueblo que aprendió una durísima lección sobre exorcismos e historias “espiritistas”.

fuentes principales: Blog "Escrito con Sangre" , Hemeroteca Diario “El País” y Hemeroteca Diario “ABC”

— Isidoro J. Martínez Vélez 2014/01/31 20:24

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