MIEDOS/CONSPIRACIONES

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El miedo1) es una característica de los animales. Entre ellos, del ser humano. El miedo es primario, es intenso, desagradable… Puede estar provocado por un peligro real o inexistente, presente o futuro, y existe para que podamos prevenir ese riesgo probable o cierto. La emoción “miedo” desencadena una tormenta de hormonas en nuestro cuerpo, que nos prepara para lo que puede venir. En algunos casos, un miedo a algo que no existe, pero que está en nosotros en forma de temor, se puede convertir en un problema psicológico, como puede ser la ansiedad.

Por otro lado, cuando se da cuerpo, fuerza, persistencia a un temor, podemos convertirlo en un algo poderoso, que puede desembocar en uno de los diversos tipos de transtornos delirantes2) (o “paranoia”), donde una idea condiciona la conducta del individuo. Es el caso de los delirios del tipo “persecutivo”, donde el afectado piensa, por ejemplo, que alguien trata de envenenarle, o le observa continuamente.

Y, finalmente, las teorías conspirativas3) son invenciones de una persona o grupo de personas, que relacionan hechos sesgados, pasados o posibles en el futuro, y desde su único punto de vista de delirio, generando una teoría explicativa que sobrepasa lo explicado, y que generalmente involucra a un inexistente grupo secreto que supuestamente orquesta la pretendida conspiración. Así, hay quien sostiene sin argumentos, tan solo con su convicción, que el hombre no llegó a la luna, o quien niega el holocausto causado por el nazismo. El listado de estas “conspiranoias” es tan extenso como delirante.4)

La mezcla de estos ingredientes (miedo, delirio, conspiraciones) genera corrientes y grupos que sostienen esas creaciones de sus mentes. Creerles o seguirles puede conducir a consecuencias más allá de las supuestas que sostienen:

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